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Nuestra Señora del Silencio
NUESTRA SEÑORA DEL SILENCIO
Por Blas Ruiz Carmona
En la carretera de acceso al Santuario de la Virgen de la Cabeza, en
concreto en su último tramo, es decir, el que conduce desde la plaza
del poblado hasta el templo mariano, en el interior de la última
curva, se erige, majestuoso, el Monumento a los Héroes del
Santuario, levantado en 1965 en honor de quienes en el Cerro de
Sierra Morena sufrieron casi nueve meses de penoso Asedio durante la
pasada Guerra Civil, cubriéndose de gloria todos ellos, al defender,
de forma heroica, el recinto sagrado.
En el Menú Principal de este espacio web, hay una pestaña que se
llama El Santuario; dentro de ella se abre una opción denominada El
Monumento, en la cual el lector interesado en el tema, podrá leer
cuándo se inauguró el Monumento a los Héroes del Santuario, así como
algunos datos técnicos y artísticos del mismo. Se hace mención en el
texto a algo que nos molesta, a saber: desde hace algún tiempo,
cuando ciertas personas se refieren a la Virgen, que es la principal
figura del conjunto monumental, la llaman Virgen de la Paz, algo
que, lo repetimos otra vez, es un invento reciente, y que obedece
(poner esa advocación a la imagen mariana), a la moda actual de que
todo esté en consonancia con lo políticamente correcto. Quién se ha
inventando este nombre (tenemos nuestras fundadas sospechas sobre la
autoría del parto), pensará que llamando así a la Virgen, pues “aquí
paz, y después gloria”; (y al final los euros, que es lo que
verdaderamente les interesa a algunos…).
Ésta no es la única barbaridad que hemos oído o leído con respecto a
esta Virgen. En el mes de marzo de 2014, en un periódico de mi
provincia, apareció publicado un artículo en el que se le atribuía
el nombre de Virgen de Loreto, patrona de la Aviación, llegándose a
decir que se erigió en honor al Capitán Carlos Haya, piloto nacional
que suministró víveres a los refugiados en el Santuario desde el
aire, durante el tiempo que duró el Asedio. Esto parece un
campeonato de burradas, a ver quién le pone a la Virgen un nombre
más disparatado.
La historia
Lo verdaderamente cierto es que la Virgen que corona el Monumento a
los Héroes del Santuario, no tiene una advocación oficial
reconocida. En la mucha documentación que hemos consultado sobre el
Monumento (gestación, construcción, inauguración, etc.), nada se
dice al respecto. Sencillamente es una imagen de la Virgen María que
ofrece la Laureada de San Fernando (condecoración militar que le fue
concedida con carácter colectivo a los refugiados en el Santuario)
al alma de un caído, que un ángel de bronce eleva hasta sus manos.
Justo en la base del Monumento, en la parte delantera, hay un
bajorrelieve en el que se puede apreciar al glorioso caído, así como
a su mujer, que sujeta en sus brazos al hijo de ambos. Por cierto
que, cuando se construyó el Monumento a los Héroes, de entre todos
los posibles emplazamientos que se barajaron para el mismo, se
eligió finalmente el que conocemos en la actualidad, además de por
razones de tipo técnico y económico, por otra de tipo sentimental
que, curiosamente, ha permanecido oculta en el transcurso del
tiempo, a saber: la Virgen está dando frente al Cerro de la Cuarta y
al Cementerio, donde reposan, en paz, los caídos a los que está
dedicado el Monumento de que es objeto este artículo.
Pero se ha puesto en contacto con nosotros el hijo del constructor
del Monumento, que nos ha aportado nuevos datos sobre la advocación
de la Virgen, unos datos que nos parecen tan interesantes, que los
vamos a reflejar aquí. No sólo nos merecen verosimilitud, es que
además nos han emocionado.
El Monumento a los Héroes del Santuario se inauguró el 17 de octubre
de 1965, y es obra del escultor de Andújar, Antonio González Orea,
bajo el asesoramiento técnico del arquitecto de Jaén, Manuel Millán
López. El constructor que ejecutó las obras fue el iliturgitano
Manuel Salas León, nacido en 1908, y que ejerció su oficio de
albañil, no sólo en Andújar, sino también fuera de su ciudad.
Trabajó como maestro cantero en el Monumento, a pie de obra con los
albañiles, Juan Chicharro. El oficial albañil fue Miguel Expósito
Chamorro. Las figuras en bronce que posee el Monumento fueron
realizadas en Vallecas por el señor Mercader.
El hijo del constructor citado anteriormente, se llama Luis Salas
Vieco, y aunque también se ha dedicado profesionalmente a la
construcción, ya está jubilado, residiendo en la actualidad en
Alcalá de Henares (Madrid). Según el señor Salas Vieco, su padre
(Manuel Salas León), conocía a toda la familia del escultor Antonio
González Orea, que vivía en la calle Larga, en la que regentaban una
churrería. Es posible, afirma Luis Salas, que esa amistad fue la
posibilitó que el escultor González Orea pensara en su padre para
confiarle la ejecución de las obras del Monumento que nos ocupa.
Pues bien, ahora viene lo más curioso de la historia. Dice Luis
Salas Vieco que, desde que Antonio González Orea empezó a concebir
el Monumento en su estudio, él lo visitaba con asiduidad (Luis tenía
entonces 24 años), y que un día le preguntó al escultor por el
nombre que le pondría a la Virgen, a lo que Antonio González Orea le
respondió: “Luis, amigo, observa la cara de la Virgen, el dolor que
siente al levantar con sus manos a uno de los caídos, he pensado
llamarla Nuestra Señora del Silencio”.
Reflexión
Como hemos dicho anteriormente, este testimonio, como no podía ser
de otra manera, nos merece toda la credibilidad del mundo, por venir
de alguien que trató estrechamente a Antonio González Orea mientras
se ejecutaban las obras del Monumento. Ahora bien, tanto al propio
Luis Salas Vieco, como a quién estas líneas escribe, nos extraña
cómo el escultor, González Orea, que murió tardíamente (en 2004), no
luchó en vida porque se le reconociera a la Virgen tallada por él la
advocación antes mencionada, que encaja a la perfección, desde
luego, con el semblante de la imagen.
Pensamos también que, probablemente, no fue Luis la única persona a
la que el escultor González Orea hiciera partícipe de su idea. Por
eso nuestra extrañeza aumenta al comprobar cómo después de tanto
tiempo, una advocación tan preciosa, como la de Nuestra Señora del
Silencio, haya permanecido, precisamente en silencio. Una hipótesis
que barajamos es que en su día no se le adjudicó un nombre concreto
a la Virgen, para no desvirtuar el conjunto del Monumento, que tenía
por fin, como ya hemos dicho, honrar a quienes en el Cerro de Sierra
Morena se quedaron para siempre. Por eso precisamente nos duele que,
si entonces no se le puso ninguna advocación concreta a la imagen,
se la quiera bautizar ahora con un nombre caprichoso (Virgen
de la Paz), que obedece a oscuros intereses.
Conclusión
Nos consta que Luis Salas Vieco lleva años intentando que se
escuche su voz sobre este asunto, por lo que se ha dirigido a
diferentes personas o instituciones con competencias en este tema,
habiendo obtenido hasta ahora el silencio por respuesta. Por eso
nosotros, desde este humilde espacio web, no sólo escuchamos a Luis
Salas, haciendo nuestra su idea, sino que le mostramos nuestra
gratitud sincera por haberse puesto en contacto con quién estas
líneas escribe, y le prometemos que, a partir de ahora, cuando
hablemos de la Virgen que corona el Monumento a los Héroes del
Santuario, la llamaremos Nuestra Señora del Silencio, para que se
haga justicia, y para intentar conseguir (sabemos que es difícil),
que no se le nombre con otras advocaciones sin sentido que no tienen
otro fin que el de tergiversar la historia.
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