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Canto al Capitán Cortés
CANTO AL CAPITÁN CORTÉS
“DESDE LA PAZ DE ESPAÑA”
Por José María Fernández Nieto
¡Mi Capitán, sin novedad!
Venimos a darte el parte de la
paz, ahora
que revientan de gozo los
racimos.
Queremos, Capitán, en esta hora
en que duermen su olvido los
fusiles
y sonríe a los pámpanos la
aurora,
hablarte de la sed de los
pensiles,
de la esperanza de los olivares,
del salmo de los chopos
juveniles;
ofrecerte una patria de
cantares,
un cielo donde el sol se siente
a gusto
y una tierra que ríe de
encinares.
Porque tu corazón, ya verde
arbusto,
ya arcángel vegetal, ya
primavera
de Dios, verá que el pámpano es
más justo,
la mies más generosa y
placentera,
el olivar más verde y más gozoso
y más honda y mejor la
sementera.
Puedes, sentirte, Capitán,
dichoso
de ver cómo tu líquida semilla
hizo posible un tiempo más
hermoso.
Monta en tu sueño, Capitán,
ensilla
tu caballo de amores y galopa
desde el campo andaluz hasta
Castilla.
Capitanea, Capitán, tu tropa
de arcángeles civiles, y
comprueba
cómo ha crecido España sobre
Europa.
Goza esta paz que es tuya, que
renueva
tu sangre en savia, en pan tu
reciedumbre,
porque ya no habrá nadie que se
atreva
a borrar de esta paz tu sed, tu
lumbre,
tu corazón, inmensa catapulta
para subir España hasta la
cumbre.
Échate sobre el páramo y
ausculta
su palpitar de peces y de panes,
su fruto hermoso, su semilla
oculta.
Y dime, Capitán de Capitanes,
si se han multiplicado las
estrellas,
o si huelen mejor los arrayanes.
Dime si entre los pámpanos hay
huellas
de racimos sangrientos, y
compara
estas noches de España con
aquellas.
Tú, que al fin te estás viendo
cara a cara
con la verdad del mundo cada
día,
dime con tu lenguaje de agua
clara
si no fuiste semilla de alegría,
si al derramar tu sangre no
sentiste
que una España reciente te
nacía.
Oh Capitán Cortés, qué España
triste
dejaste, y cómo supo tu amapola
enjambrarla de amor cuando te
fuiste.
Que nos dejaste, y fue tu
caracola,
aprender en el libro de tu
orgullo
hasta saber morir a la española.
Por eso, Capitán, fuiste capullo
primero de esta paz que
deshojamos,
fuente de patria, cálido
murmullo
que hoy en verso y nostalgia
recitamos,
para que España entera te
recuerde,
para que todos sepan dónde
vamos,
para que no haya pámpano más
verde
que el tuyo, ni más cepa que tu
hazaña.
¡Sin novedad, mi Capitán: España
sabe que tu semilla no se
pierde...!
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