El Asedio al Santuario de la Virgen de la Cabeza

La Guardia Civil muere, pero no se rinde

 
     
 
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POEMA EN LA PIEDRA

 

 

 

                                                                                   Por Carlos Iniesta Cano (*)

 

 

Parad, caminantes, que os habla esta piedra…

y os dice que un día, siguiendo las notas del clarín de guerra,

heroicos andantes, tricornios gloriosos,

hombres y mujeres, y hasta tiernos niños de esta santa tierra,

llenos de alegría, corazón ardiente y el alma serena,

al ver que la cima, que es base del trono de la Virgen Reina,

la Patria en peligro podría perderla;

treparon gozosos a ofrecer su sangre para defenderla.

Cortés, su caudillo;

nombre con destino de honrar nuestra Historia

en distintos siglos, por distintas gestas,

firme en su camino, entregó su vida cargada de gloria,

unido a sus héroes, honrando su sangre

los abruptos riscos de tan nobles crestas.

La Virgen Morena, que desde los cielos vio vuestra grandeza,

por vosotros llora, por vosotros reza…,

y sus oraciones al Señor le llegan

con olor a jara de española tierra,

que guarda los cuerpos que en la tierra quedan,

pues las almas nobles al cielo se elevan

y allá en los luceros por España velan.

 

 

 

 

(*) Carlos Iniesta Cano (1908-1990) fue teniente general del Ejército. Ostentó el cargo de director general de la Guardia Civil entre 1972 y 1974. Cautivado por la Gesta que, en el Santuario de la Virgen de la Cabeza, escribieron Cortés y sus guardias civiles, prestó, durante el tiempo que estuvo al frente del Cuerpo, bastante apoyo a todo lo relacionado con el recuerdo de la Epopeya. Fruto de lo anterior es este sentido poema, compuesto por él, y que la Diputación Provincial de Jaén mandó escribir, con letras de bronce, en un pequeño muro preparado al efecto sobre una roca de las que bordean la carretera de acceso al Santuario, en su margen derecha, entre la Casa de la Cofradía de Defensores y Supervivientes y la plaza del poblado del Santuario. Al poco tiempo, empezaron a desprenderse letras, la vegetación fue ganando terreno y, en la actualidad, este es el aspecto que presenta el poema que un día escribiera Iniesta Cano siendo director general de la Guardia Civil. Como es obvio, ya no va a ser reparado, pero que al menos quede constancia, para la historia, de un tiempo en el que los héroes del Santuario sí fueron recordados. (Texto y foto: B.R.C.)

 

 

 

 

 

 

 
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